El otoño llegó al cole con olor a humo, castañas asadas y mucha ilusión.
Las auténticas castañeras —con su pañuelo en la cabeza, delantal y una gran sonrisa— repartieron castañas calentitas a todos los niños y niñas del colegio. Algunos alumnos, al probarlas, dijeron que sabían “a abrazo calentito” y otros, simplemente, se chuparon los dedos.
Además de comer, aprendimos que la Castañada no es solo una fiesta, sino una forma de mantener vivas nuestras tradiciones. Las castañeras nos contaron cómo se celebraba antes, cómo se asaban las castañas en las plazas del pueblo y cómo, entre historias y canciones, el otoño se volvía mágico.
Fue un día lleno de cariño entre generaciones, donde los más pequeños y los más sabios compartieron algo más que castañas: compartieron momentos, recuerdos y tradición.
Gracias a nuestras maravillosas castañeras por regalarnos un día tan especial.

.jpeg)




Comentarios
Publicar un comentario